Dra. Rosabel Maza

9. Recuperando la belleza -dentro de un proceso terapéutico

Por: Rosabel Maza

De aquí, empiezo a preguntarme y prosigo a desarrollar , cómo es que nuestro rol terapéutico, tomando  dinámicamente el rol objeto externo,  llega a la tener la capacidad de transformar y restituir  aquél objeto interno que le permite a Melanie percibir su propio objeto, re-estructurado,  como  objeto “suficientemente” bello.

Si empezamos por el inicio, tenemos primeramente que configurar al sujeto. Para luego introducir al objeto. El sujeto como cuestión  trata de una noción que ha sido tratada con una amplitud histórica, sin embargo, partir del psicoanálisis, es que se intenta dar una diferente ubicación al sujeto, proponiendo un viraje en el que el sujeto deja de ser visto como egocéntrico, y amplia su perspectiva histórica.

Se crea desde Freud entonces, (Peskin, 2000) ,un nuevo sujeto que se llama habitualmente del inconsciente, siendo el inconsciente la condición de esta subjetividad y el lenguaje la condición del inconsciente.

Esto empieza a aclararnos el objeto de nuestra intervención. Es decir , empezar por traducir este objeto desestructurado de Melanie , este objeto dañado y apartado del propio Sujeto, mediante una comprensión del inconsciente y con la condición necesaria del lenguaje.

Deseamos hacer una pequeña pausa a la evolución histórico-filosófica de la relación  Sujeto – objeto,  en la que intentaremos descubrir  cuál es o fue la relación sujeto-objeto. Llamándosele “sujeto” al ser cognoscente y “objeto” a todo proceso o fenómeno sobre el cual el sujeto desarrolla su actividad cognitiva.

De este modo, -la relación se presenta en la medida de quién conoce y sobre  lo que es cognoscible-.  En esencia, se trata de la naturaleza, carácter y las propiedades específicas de la relación cognoscitiva, así como de las particularidades de los elementos que intervienen en esta relación.

En esta dimensión, el pensamiento epistemológico incursiona cuando  se da cierta incoherencia entre el ser real del objeto y el saber subjetivo dado de este objeto,  y éste se convierte en objeto de la actividad intelectual.

Estamos frente a un objeto distorsionado de la actividad cognoscente, el cual es elaborado dentro de la relación sujeto-objeto, sin ser éste el ser real del objeto. Esa mariposa de Melanie, vista desde un saber subjetivo, transformó su propio ser real.

Desde la filosofía clásica, los sofistas fueron los primeros filósofos en señalar el papel de las diferencias individuales en el conocimiento de la realidad. Protágoras afirmó que el ser es para cada quien diferente. No existe un saber universalmente válido ni tampoco un saber objetivo de la sustancia.

Melanie entonces, es vista como muchas otras Melanies y esto la transforma?

Sin embargo, el mismo Platón estipula que cada saber real debe de tener un carácter universal, persistente, objetivo y que, en consecuencia, no puede depender de las particularidades individuales y personales del sujeto cognoscente.

Entonces, Melanie tiene un carácter universal, persistente, no invadido por particularidades individuales o personales del sujeto en cuestión?

La propuesta de Platón, es que el sujeto debe  reconocer la necesidad de superar los momentos subjetivos del saber para poder reconstruir acertadamente el objeto de esta actividad cognoscitiva.

Es decir , una Melanie capaz de reconstruirse a través de la reconstrucción del objeto.  Y aquí es que empieza nuestra tarea.

Con ésto se nos presenta la tarea de encontrar aquellas propiedades en las que la realidad objetiva y objeto, y saber empírico y saber racional, entre experiencia externa e interna, es decir, la confirmación, tal como Hegel sostiene, que sujeto y objeto son sustancialmente idénticos porque la realidad se basa en el autodesarrollo del espíritu absoluto. El espíritu absoluto, para Hegel, es el sujeto absoluto que se tiene a sí mismo como objeto.

¿Hablamos de la invariancia del sujeto frente al objeto?  De aquel sujeto absoluto , intransformable…

Pero sabemos que la experiencia humana es un proceso circular, dialéctico, retroalimentado en el que la experiencia se siente, se explica y luego esa explicación genera una nueva experiencia que explicará otra nueva sensación y así sucesivamente, como un flujo creciente hacia un orden explicativo cada vez más complejo . Dentro de esta evolución, la experiencia invade al sujeto de diferentes objetos que van modificándolo y transformándolo.

Entonces, evolutivamente, qué hizo que Melanie  transformara su objeto de  contenidos aestéticos?

Entonces estamos llegando a la conclusión que la experiencia humana es un evento posracional, es decir, no sólo emocional, ni sólo racional, es algo que va más allá de la razón misma y de la correspondencia entre entendimiento y emoción.

Esto confirmaría una estructura de la mente en la que estos dos ingredientes por separado no explicarían el todo –una especie de sinergia de la experiencia- , pero en el que dicha experiencia es un todo mayor que la simple suma de sus partes.

Un todo que agrega a otro en el repertorio, capaz de cohesionar las partes escindidas / disociadas, para que dentro de la relación intersubjetiva se logre realizar esta sinergia de la experiencia.  Regresemos al psicoanálisis…

es mi propio significado el que yo percibo en el objeto porque aunque yo pueda sentir, solo puedo percibirlo a través del otro”. (Green ,2000)

Al realizar una revisión de los textos de Freud, las relaciones de objeto coexisten en dos niveles simultáneamente (Baranger,1980). Uno, donde el sujeto se vincula con el objeto en torno a un propósito en particular; y en otro, donde la relación implica una función estructurante.

Baranger diría que la primera es una relación de objeto mientras que la otra es una relación intersubjetiva.  Para favorecer la estructuración de la articulación sujeto-objeto, encontramos cuatro momentos importantes.

Al comentarle a Melanie (13 años) que iba a exponer sobre ella, le pedí que hiciera un resumen en el que ella explicara cómo definiría nuestro proceso:
Ella explicó … “ Primero vine con mucha rabia, recuerdas?, odiaba a mis padres, hermano, el mundo… (creo que a ti también…) Tú fuiste escuchándome y a mis papás…yo sentía que estabas como si fueras haciendo una investigación para saber de dónde venía toda esa rabia. Te reunías conmigo y con ellos…•”
“ Luego , fui entendiendo mi propia rabia, a conocerme a mí…que no era sólo que venía de ellos, sino también reconocí que yo odiaba”
“ No sé qué hiciste, o hice yo, pero la rabia se me convirtió en tristeza, te acuerdas? Me jalaba los pelos, comía las uñas, me aislé y no quería ni hablar

Al final, me fui acercando , también a ellos, fui hablando, hablando pero sin rabia, tú estabas allí, cerca, apoyándome, llamando a mi mamá a quién siempre le hablabas de contenerme, de incondicionalidad, y de verdad ha mejorado mucho ella también pero sigue necesitando
Tratemos de hallar relación a través de la teoría estos momentos.
Se da el primer momento a nivel de la pulsión : el objeto sirve para  satisfacer  la necesidad de conservación del sujeto mediante una acción y en su apoyo, se crea un deseo de pulsión sexual que ya trasciende a una percepción exterior del objeto y a su representación interna.

Lo primero es la relación de objeto. Lo segundo ocurre con una identificación primaria dentro de la relación intersubjetiva. Las pulsiones van ‘en apoyo’ una de otra, pero el objeto y el sujeto se vinculan por identificación y diferenciación.

Odiaba a mis padres, hermano, al mundo entero….creo que a ti también…

En un segundo momento, es el momento estructurante del narcisismo. El objeto provee un intercambio libidinoso (económico), dentro de una  relación del objeto, dentro de una relación intersubjetiva.  El momento-estructura de la identificación es el punto de máximo intrincamiento entre la relación de objeto y la relación intersubjetiva.

Fui entendiendo mi propia rabia, a conocerme a mí…que no era sólo que venía de ellos, sino también reconocí que yo odiaba. Mi rabia se convirtió en tristeza.

El momento-estructura de la diferenciación es el del sujeto cuando examina lo real con independencia de sus identificaciones constituidas en la relación intersubjetiva y por lo tanto puede constituir un ámbito mental propio, manteniendo su pertenencia a la cultura y a su transmisión a través del Complejo de Edipo.

Tú estabas allí, cerca, apoyándome, llamando… Melanie ya integraba el pensamiento con coherencia:  un ser real del objeto y el saber subjetivo dado de este objeto,  a partir de su propia actividad intelectual y del vínculo intersubjetivo.

Vemos cómo el  conflicto intrapsíquico,  relacionado a  pulsiones sexuales y agresivas, y del complejo de Edipo, dejó de ser central en la organización del psiquismo. (Fonagy, 1998)

El conflicto se da cuando en el  sujeto se instaura una falla. Es aquí dónde debemos profundizar dónde se dio la falla. A lo largo del tratamiento de Melanie, existían varias interrogantes. Una, reconocer el momento de la escisión o disociación. Endentar estos por separado. Entender el rol de la pulsión y el vínculo para poder así configurar cómo a partir de este encuentro Melanie iba a poder restituir y reconstruir su identidad.

Es decir Melanie y yo somos parte de esa representación del significante que va a ser impulso para la transformación.  Lo que se trata de resolver es el reconocimiento de Melanie y para conseguirlo, necesita del otro.  Aquel que se dedicará a tener la habilidad de poner juntos algunos de los fragmentos y piezas de su historia, aquellos donde la lucha de ego ha fallado en integrar.

El reconocimiento del sujeto es lo que se trata de conseguir y no ocurre sin el reconocimiento de otro sujeto –el otro – quien es capaz de mirar al sujeto con la habilidad de poner juntos algunos de los fragmentos, y piezas de su historia – que la lucha de ego ha fallado en integrar” (Green, 2000)

Es decir, que en el intercambio con el otro es que se permite abrir un proceso de historización que solo el otro será capaz de propiciarlo en el vínculo y que ayudará en su elaboración.

En este sentido, el sujeto inconsciente, se refiere a un conjunto de operaciones inconscientes  -condensación, desplazamiento, y muchos otros mecanismos conscientes.

El objeto en sí mismo no es una estructura homogénea : su diversidad, y el tipo de material en la que el objeto se vincula – cuerpo-representación, palabras, imágenes, pensamientos- crean este algo heterogéneo cuya diversidad reta a la unidad del sujeto.

Sus funciones, entre otras, la función de reflexión, que se produce por el objeto catequizado y después de la transformación es devuelto a su origen y fuente; función de aceptabilidad -de dar y recibir placer; función ilusión, función atracción, función satisfacción, función substitución, función reguladora de las condiciones que provocan ansiedad, función inductiva y función creadora.

Es que el presentarle aquellas mariposas, y constatar ella la diferencia, le permite a Melanie, dentro de la dinámica realizar  transformaciones?  ¿Cómo el  objeto regresa catequizado y devuelto al sujeto para que lo acepte y remodele internamente  esa sensación de fealdad en Melanie.?

En el intercambio, tenemos que pensar en términos del ego que es subjetivado con los efectos del objeto, ya que elabora desde el objeto, pensamientos y conocimientos. El más fuerte efecto del sujeto provocado por el objeto  es la resonancia de lo que el objeto ofrece.

Esa resonancia, en Melanie requiere todo un esfuerzo de internalizaciones  e insights en los que se confrontarán objeto y sujeto. Hasta que logre subjetivarse el sujeto a partir del objeto.

Llamémosla una relación dialéctica, de intercambio y apropiación mutua.
Pero a pesar de que hay cosas que se pueden apropiar del objeto, a través de la incorporación o introyección, o internalización,  el otro siempre va permanecer siendo el Otro.

Esto confrontaría a Bollas, 1987, quien le da al objeto una capacidad sobrecogedora de transformación.  Algo sabido no pensado; un saber anterior a toda representación: un transformacional que con  sus estimulaciones adecuadas, transforma al bebé externa e internamente.

Es que podemos comparar este objeto y a nosotros como terapéuticas como >objetos transicionales> capaces de posibilitar el paso del sujeto hacia un espacio externo a él? Siendo quienes les proporcionamos alivio y permitimos que se vaya asumiendo la realidad exterior y la interior?

Podemos hablar de un espacio similar a un circuito sujeto-objeto transicional-ambiente, en el que  sitúa Winnicott la aptitud del individuo -niño o adulto- para realizar cualquier actividad creativa, llamémosle espacio terapéuticos.

Y quien similarmente comparte, Bion, desde la experiencia emocional, como el   el primer paso en los procesos  de pensamiento y afirma que el crecimiento mental depende de un aprender de la experiencia emocional que se contrapone al estado de desmentalización donde transcurre buena parte de nuestra vida.

?Es que la experiencia emocional significó un espacio en el que Melanie pudo pensar y produjo una construcción de su propia imagen del mundo interno? Y así hizo una re-construcción  de objetos escindidos y logró catectizarlos en su proceso terapéutico.

Bion describe al continente como el espacio mental (madre) donde el bebé proyecta sus sentimientos dolorosos, insoportables, no tolerados.

Refiriéndonos al vínculo terapéutico en el que transferencialmente se trabaja como continente, concluimos que es capaz éste de convertir el espacio en un receptor de las emociones insoportables para el aparato primitivo, en el que a través de la capacidad de reverie materna del terapeuta, se le devolverán a Melanie, las intensas emociones moduladas para que pueda introyectarlas con sentido y vayan  adquiriendo significado.
Conclusiones,

Melanie llegó con desvalimiento afectivo. Se presenciaban fallas en el universo simbólico y en el mundo de los afectos.

Al empezar a mostrar sus dificultades, se percibió que Melanie no cumplía con las expectativas del ideal del yo de sus padres, y esto promovió una ruptura al producirse esta diferenciación.

A partir  de las dificultades de integración, los padres de Melanie, experimentaron  un cambio en el psiquismo vital o pulsional, ya que debitaron  la energía disponible para convertirse en un agotamiento exterior de la capacidad de integraron de Melanie, incontenibles en su propia frustración, introyectaron estos sentimientos que favorecieron la construcción de mecanismos de defensa de Melanie que le sirvieron como salvataje para su supervivencia.

El vínculo que se generó entre ella y sus padres,  fue la falla de la  apreciación de la belleza y del significado de su propia hija.  Entendiendo por belleza como plantea Meltzer (1990) el encuentro armónico entre elementos diferentes.

La belleza de lo visual depende de una sobreinvestidura, no es que el objeto sea lindo sino que uno lo sobreinvista.

Cómo podía hacer este trabajo Melanie, si es que sus padres actuaban como objetos descatectizados?

Para entender este rechazo, comencé a tratar de revisar sobre el rechazo que la madre sentía hacia Melanie, los insultos de su padre despreciándola….

Melanie despertó en sus padres una aversión fundamental que tiene que ver con la inversión del impacto estético. Dejó de ser la niña bella, para disfrazarse en la niña malhumorada, agresiva, despotricadota de su odio. Es como si sus padres, traladaran la estética de Melanie, como si viniera de otro lugar, o de ella misma, sin ver su aporte en toda esta dinámica disfuncional.

Curiosamente, Tustin (1987) , escribe que esto está relacionado con el desencuentro químico entre dos cuerpos, algo así como una aversión química, como un rechazo inmunitario entre madre e hijo disfuncional.

Considero que lo que más se acercaba al vínculo entre Melanie y sus padres es relacionado a un discurso catártico relacionado con el abrumamiento  de las características de Melanie en el que expulsan a su propia hija de su vínculo, hasta el punto de expulsarse a sí mismos y no incluirse en esta dinámica. En el proceso terapéutico se les hace revisar aspectos cercanos a un un golpe narcisito relacionado a un fracaso en el proceso de identificación.
Hubo la madre que  renunciar a esa imagen imaginaria de hija perfecta, debió duelar a la hija imaginaria y aceptar a Melanie con sus diferenciaciones y contraidentificaciones.  Hubo que trabajar la dimensión afectiva y simbólica de los padres como necesidad para metaforizar una Melanie diferente de sus propios deseos.

En síntesis, la meta clínica consistió  en despertar a lo psíquico, la construcción de la articulación sujeto-objeto, catectizar los objetos, y permitir una articulación de la pulsión a través de lo vincular. El vínculo intersubjetivo configuró lo simbólico y permitió la internalización de los objetos.

Comprendimos la diferencia entre objeto de la pulsión de Freíd, con la manera en que el objeto dentro de la relación objetal es entendido.  El sujeto coexiste con sus objetos, y llega a lograr integrarse en su relación con el objeto. Sin éste definir al sujeto.

Es necesario mantener la idea de que la relación sujeto-objeto, objeto-sujeto  implican procesos en sí mismos disímiles, sin embargo parte de una sola realidad.

Las perspectivas psicoanalítica, filosófica y cognitiva  inscriben  un cambio epistemológico en el que el sujeto ya no es sólo considerado solamente como el ser cognoscente sino que su territorio va más allá de ser un objeto de proyección. En ellas, el sujeto forma parte de una relación dialéctica, donde en la experiencia se retroalimenta de porciones del objeto , transformándose en el proceso cognoscitivo.

El sujeto, es participante activo en el proceso intersubjetivo. Donde su exposición a la experiencia cognoscente, a lo exterior, y en su relación con el objeto deja de lado su independencia,  e ingresa en  el campo de la pulsión.

El proceso de <construcción> y <reconstrucción> sugerido por Freud, llevado a la búsqueda de significado dentro del sujeto, nos podría dar luces para captar un nuevo significado de la relación sujeto-objeto, un proceso deconstructivo , y constructivo, de intercambio y modificación recíproca, en el que el sujeto busca su propia integración a través del intercambio que se da en el vínculo con el Otro.

Para terminar analicemos lo vulnerable de la transformación (Bollas, 2002) del sujeto en este intercambio dialéctico, pareciera que él fuese el que a través de esta relación con el objeto, el que al apropiarse y asimilar al objeto, el que en la función de catexis : se des subjetiviza y pasa a ser otro sujeto incorporando la polimorfa funcionalidad del objeto. (Green, 2000)

En Melanie reconocimos mecanismos de identificación proyectiva e introyectiva  (Scharff,1992), que permitieron un intercambio saludable de proyección en la que la posesión de partes del objeto y la introyección extractiva (Bollas, 1987) dan lugar a lo intersubjetivo.

No podemos concebir los conocimientos  y representaciones que dan sustento al contacto intersubjetivo sólo como entidades mentales cognitivas; son contenidos con cargas afectivas que moldean su esencia y definen su permanencia y resistencia al cambio. Sin embargo, a medida que evolucione la estructuración cognitiva, gracias a la cual el sujeto percibe y comprende su entorno, los componentes mentales relativos al mundo físico y al interhumano van adquiriendo una organización diferente, reforzada por la cantidad de información que recibe de sus vivencias y experiencias subjetivas.

La articulación del sujeto con el objeto, llamémosle objeto a objetos descatectizados, y al mismo vínculo intersubjetivo, dentro de la Teoría de Relaciones objetales, nos permite integrar armoniosamente elementos internos y externos de una  experiencia de intercambio emocional.

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