Dra. Rosabel Maza

16. La ética protestante y el espíritu del capitalismo – Weber

Por: Rosabel Maza

La ética protestante  y el espíritu del capitalismo

Reflexión a partir del artículo de Max Weber.

Weber empieza preguntándose por aquellas circunstancias que han determinado que sólo en Occidente se hayan dado ciertos sorprendentes hechos culturales. Y sobre todo, ver que éstos alcanzan validez y universalidad.

Considera que la <ciencia> válida está desarrollada en los países occidentales. Y que el conocimiento empírico, a pesar de conocerse en otros lugares del Oriente, se encuentra provisto de una experiencia racional en Occidente.  Insiste, que la teoría asiática del Estado se encuentra falta de una sistematización y de toda clase de conceptos racionales. Insiste que en Occidente  hay una ciencia jurídica racional que la hace única.

Por lo que respecta al desarrollo sistematizado y racional de especialidades científicas, el lugar del “especialista” como factor destacado en la cultura sólo se ha forjado en Occidente. Asimismo, el funcionario especializado, piedra angular del Estado y de la economía moderna en Europa, es producto occidental, en tanto que en otra parte a este funcionario especializado no se le ha dado nunca tanta importancia para el orden social.

Considera que sólo Europa ha sabido manejar una organización estamentaria de  corporaciones políticas y sociales. Y que sólo en Occidente se ha establecido parlamentos con representantes del pueblo. Occidente es, para Weber, el único que ha conocido el “Estado” como organización política, en base a una “constitución” establecida, a un Derecho establecido y con una administración a cargo de funcionarios especializados, conducida por reglas racionales positivas: las “leyes”.

Le da mucha importancia a la aparición del capitalismo. Considera que  el deseo de lucro, como la tendencia a enriquecerse, no guarda relación con el capitalismo. Más bien son tendencias que se encuentran en estratos sociales .Describe al capitalismo como una sujeción o moderación racional de este instinto desmedido de lucro. El capitalismo busca un deseo de la ganancia, aunque su obtención es a través del trabajo capitalista , es decir, la rentabilidad.

Define qué es un acto de “economía capitalista”. Para Weber, es un acto que se apoya en la expectativa de una ganancia producto del juego de recíprocas posibilidades de cambio, en probabilidades pacíficas lucrativas normales. Lo determinante para él, en relación a la acción económica se relaciona en no prescindir nunca del cálculo relativo al valor monetario invertido y la ganancia final. Esto, menciona, existe en toda la orbe. Aunque, en Occidente: el capitalismo adquiere una categoría, formas, características y direcciones desconocidas que cualquier otra parte del mundo: la organización racional-capitalista del trabajo básicamente libre.

En  Occidente se encuentran dispersas “industrias domésticas” auténticas, fundamentadas en el trabajo libre. Sin embargo, la organización industrial racional, la que mide las posibilidades de los mercados y no permite la especulación irracional o política, no es la sola manifestación del capitalismo de Occidente. La organización racional moderna del capitalismo europeo no se hubiera logrado sin la intervención de dos factores determinantes de su evolución: la bifurcación de la economía doméstica y la industria (que actualmente es un principio básico de la vida económica de hoy) y la consecuente contabilidad racional.

Todas estas características del capitalismo occidental deben su importancia a la relación que tiene con la  organización capitalista del trabajo.  Es decir, a la comercialización de títulos de crédito y la especulación racionalizada en las Bolsas.  Subraya que no se ha dado un socialismo racional.  En Oriente, se dan economías de regímenes comunistas y socialistas de distinta índole: comunismo en el hogar, en la religión o militar, socialismo de Estado (en Egipto), monopolio de los cárteles e instituciones de consumidores de todo tipo.

Sin embargo, en Occidente un detalle importante social es que no ha dejado de darse “luchas de clases” entre deudores y acreedores, entre latifundistas y menesterosos, o, entre el comerciante y el consumidor o el terrateniente. Únicamente en el mundo occidental se produce la moderna oposición entre el gran empresario y el jornalero libre. Es por eso que en parte alguna ha sido posible el planteamiento de un problema del cariz que determina la presencia del socialismo.

Desde el punto de vista económico, Weber deslinda al capitalismo como problema. Concreta que el capitalismo moderno ha recibido un determinante influjo en su evolución por parte de los adelantos de la técnica; su racionalidad, se condiciona por posibilidades técnicas de realizar un cálculo con precisión; es decir por las posibilidades de la ciencia occidental, especialmente de las ciencias naturales precisas y racionales, con fundamento matemático y experimental. El progreso de estas ciencias  y de la técnica basada en ellas debe gran estímulo a la aplicación que  hace el capitalismo, por las posibilidades de ganancia que brinda.

El capitalismo industrial tiene una condición racional con el Derecho y la Administración, y se relacionan con sus elementos técnicos de trabajo como de un Derecho y administración con reglas clásicas. Esto coloca a  Occidente en una posición única:  de haber brindado a la vida económica un Derecho y una administración dotándolos de esta exactitud clásica técnico-jurídica.

Weber cierra estas inquietudes autopreguntándose : ¿no encauza el progreso en el plano científico, artístico, político o económico por la misma ruta de la racionalización que es atributo propio del occidental? Quizás caigamos en una redundancia racionalizante, pero lo crítico es no perder la diferenciación histórica y cultural. Weber pide conocer las particularidades del racionalismo occidental, que valora la economía, sin embargo, mantiene su estrecha relación con el Derecho.

Otra variación se da al haber virado los ideales religiosos, en una mentalidad económica en un ethos económico, en el que se nos dan similitudes entre la  ética económica moderna con la ética racional del protestantismo ascético. Para Weber, la “ética económica” de las religiones pretenden presentar los nexos que las religiones más importantes que han existido en el mundo guardan con la economía y la estructura social del medio en que vieron la primera luz. El busca declarar cuáles son por azar los elementos de la ética económica religiosa de Occidente imputables a dichas circunstancias sociológicas, características de occidente y no de otros ámbitos. Pero para ello,  se limita por no haber tenido la validez de una investigación etnográfica imprescindible.

Y para terminar, Weber hace una aclaración sobre el aspecto antropológico del problema. Si sólo en Occidente, comprendidas las esferas de la conducta que se desarrollan en apariencias de mutua independencia y hallamos determinados tipos de racionalización, es de suponer que el fundamento está, por su parte, en específicas cualidades de herencia.

Comentando

Entendemos que la doctrina de occidente y oriente ha tenido diferencias fundamentales. Occidente, con un marcado interés hacia lo racional, lo organizativo y lo jurídico; mientras que en Oriente, con un marcado interés hacia la mística, el simbolismo y lo tradicional, capturándose en un proceso distinto de progreso. Estas diferencias son parte del armazón Iglesia y Estado. Armazón que Oriente sistematiza diferente, ya que el Estado, domina y custodia, como parte de una estructura sólida monárquica en la que la escucha religiosa se inserta en ella misma, con una excelente administración de gobierno y sistemas de recaudación eficientes, con un comercio que avanzaba en su interacción con India y Europa.

Lo que me llama la atención es la mirada valorativa que pudiera darse a Occidente, me da la sensación que la occidentalización  es favorable y contribuye a la civilizaciones del mundo contemporáneo. Sin embargo, no se ahonda en las virtudes de esa suerte de inmovilización hacia el progreso y desarrollo, que Oriente sostiene. Considero importante la no desarticulación de una construcción política-social-económica en la que las reglas de juego difieren y por tanto divergen en thelos. La lectura de desde un lado u otro es como diría Herder[1] <cada pueblo es la medida de sí mismo, y nadie está autorizado a imponerle desde fuera su norma y su destino>. El contexto de seguridad cultural es necesario para dar sentido y orientación a sus elecciones en la vida. No se puede desvirtuar lo valioso de uno u otro, porque cada cultura, como Taylor afirma, es valiosa en sí misma ya que da sentido.

Hay que tener en cuenta, que el recorrido de las Ideas nos acercó no sólo al desarrollo del conocimiento y a descubrimientos innumerables, si no también , más tarde, a la propia autodestrucción del ser humano. Si bien las ciencias tienen un aporte importante a la cultura mundial, hay quienes la utilizaron a merced de confrontaciones y desbalances que costó y cuesta aún recuperarse de ellos.

El mundo Oriental como el Occidental, no pueden analizarse análogamente. Si bien es necesario un entendimiento de ambos, necesitamos códigos diferentes, organigramas mentales distintos. Es importante tener en cuenta que en aquel mundo Oriental u Occidental, la suma de las partes es producto de características ilegibles de un mundo a otro. Lo que queda, es reconocerse entre ambos, ya que las culturas no pueden analizarse ni catalogarse entre ellas. Cada paso que da el pensamiento Occidental, es situarse alejado de los sentidos, separado de sus fines, racionalizando  incluso, el sentimiento religioso.  Mientras, que cada paso que da el pensamiento Oriental, es ir espiritualizándose más, incluso su propio pensamiento.

Siglos después,  el renacimiento, la ilustración, la revolución industrial, el  descubrimiento de América, la independencia de colonias y guerras energizan a Occidente a una carrera exacerbada hacia el desarrollo. Oriente, sin embargo, parece que permanece inalterable , con un proceso distinto, en un lenguaje cósmico difícil de leer.

Este antagónico proceso inicial, uno occidental que pierde cada vez más tolerancia hacia otras religiones, y otro, oriental que vive aún libertades de culto y tolerancia a otras creencias, se descubre en la postmodernidad con un contradictorio final, es decir, nuevamente dispar,  a lo que pretendía en un principio.

La libertad de culto occidental y la no imposición, ya que rigen otros parámetros y no los religiosos;  la intolerancia y rigidez del Islam en el oriente, la pobreza en la que la economía está inmersa, hace que el conflicto entre culturas se vitalice. Ya no sólo es la decisión de recuperar territorios que tienen pseudosimbolismos religiosos, sino político-económicos, sino, el fanatismo en que la posesión es salvaguardada.  Todo esto dentro de una necesidad de comercio, intercambio vital,  diversidad tecnológica, en cierto modo, ahonda las diferencias pero sostiene el vínculo.

¿Por qué es necesario interpretarlo? No es acaso un tema de identidad? La razón no puede ejercer una aclaración si es que no toma en cuenta las diferencias. En este aspecto. la filosofía adorniana, surge como oposición a tendencias identificadoras de pensamiento y de la sociedad. El se rehúsa a cerrarse en un sistema para evitar ser totalitario[2]. Es imprescindible un pensamiento adorniano, que se ordene alrededor de sus negaciones, con momentos, dialéctica, crítica, fragmentos y aforismos. No podemos ocasionar una mimesis entre Oriente y Occidente, ya que  desordenaríamos cada orden específico dialéctico. Es reconocer no sólo la relación cultura/sociedad, sino más allá de eso, naturaleza y pensamiento.

Acaso el reconocimiento no hace validar las diferencias y tolerar lo valioso de lo diverso?. Para ello, necesitamos de una interpretación individual de los hechos, que vea la coherencia y el sentido de cada historia. Por qué el ciclo histórico donde occidente es más desarrollado que oriente, hace que rivalicen, hacen que se comparen, hacen que se eliminen en una suerte de hermandad competitiva y destructiva del cada uno? Hegel instaría a que esa imposibilidad de reconocerse en el otro es lo que vitaliza esa agresión. Kontos, explica que una visión atomista de la cultura es encasilladora, y que lo verdaderamente importante[3] , es ejercer la autonomía en las cuestiones fundamentales de la vida y en sus compromisos más trascendentes. Este tipo de autonomía es posible dentro de los límites de una sociedad? Quizás esa libertad, es la que configura desarrollos distintos de toda una civilización. Todos esos rumbos de las ciencias, artes, filosofía, teología, prácticas políticas y religiosas, son aspiraciones de libertades de civilizaciones que tuvieron aspiraciones diferentes y llegaron a thelos distintos.


[1] En: http://www.pucp.edu.pe/ira/filosofia-peru/pdf/filo_inter.pdf ,  Lopez Soria, Jose Ignacio Filosofía e Interculturalidad.

[2] Tafalla, Marta, 2003  Theodor W. Adorno, Una filosofía de la memoria,  Barcelona:  Editorial Herder  pg 192

[3] Kontos,Alkis 1985, Atomism en:  La Libertad de los tiempos modernos Charles Taylor. Bs.As. Amorrortu editores. Pg 248

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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