Dra. Rosabel Maza

11. El respeto hacia las personas – Kant

Por: Rosabel Maza

En qué reside el respeto a las personas

Sobre la base de las lectura La Fundamentación de la metafísica de las costumbres de Kant hemos intentado pensar en  qué reside y en qué se fundamenta el respeto a las personas.

Kant (2003) considera que sólo se puede sentir respeto en sentido moral ante la ley. Las acciones que se realizan sólo por respeto a la ley, al margen de toda  inclinación, son las únicas que tienen un contenido moral. Para Kant , el respeto es un fin moral que se logra a través del imperativo categórico, donde la búsqueda de una voluntad buena está basada en el respeto por las personas y su valoración como medios y fines. El ser humano actúa con libertad , en el que la auto-determinación la define – no como un hacer sin control-, sino como un obrar bueno que promueve la dignidad de las personas como fundamento de lo moral.

Kant considera que los seres humanos están regidos por imperativos hipotéticos que se rigen por decisiones que optan ya sea por inclinaciones o por leyes impuestas por el estado, comunidad o cultura, éstas las relaciona a una voluntad heterónoma, no determinada por la razón del sujeto sino por algo ajeno a él. (inclinaciones y conveniencias). Freud (1914) llamaría a este “algo ajeno”, como “Ello”, que tiene la función de preservar el principio de placer, es decir que atiende de forma inmediata las necesidades. El Ello, simboliza la representación psíquica de lo biológico. El sistema nervioso, llamado Ello, traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas motivacionales llamadas pulsiones (en alemán “Triebe”). Freud también los llamó deseos. Esta traslación de necesidad a deseo es lo que se ha dado a conocer como proceso primario. Es decir, proceso primario que ejecuta la demanda biológica.

Para entender el principio de la maquinaria que concibe lo moral en Kant, estaríamos aproximándonos a una estructura de precisión extraordinaria, que esté regida por leyes absolutamente necesarias e universales.  Kant toma a la razón[1] como la capacidad suprema del ser humano, que proceso  a través de reglas de la lógica. Concibe a la razón como universal. La ética de Kant se basa en la articulación de los imperativos categóricos que obran a través de una voluntad que obrar está el <elegir por él mismo> lo que desea realizar, es decir, que el obrar está mediado por el querer, el respeto y el deber. Freud (1923)[2] hace alusión al imperativo categórico y a la conciencia moral, relacionándola con el completo de Edipo, es decir actuando como un padre represor que extrae del superyó la fuerza para ejercer tal dominio, es decir el carácter coercitivo que se manifiesta como imperativo categórico. De aquí, la voluntad estaría más relacionada al Yo, que elige, esa es nuestra capacidad de auto-determinación.

Kant (2993) señala que nuestra capacidad de auto-determinación es la que nos permite determinar nuestras propias acciones y para tener un valor moral : el querer debe estar mediado por la razón pura práctica, y las máximas que nos muevan a obrar deben estar fundadas en el a priori; es decir, la autonomía en Kant está  ligada a la ley . No es el libre albedrío o hacer lo que nos plazca, sino que tiene sus fundamentos en principios innegablemente prácticos: representa una acción por sí misma, sin referencia a ningún otro fin.

Freud (1914)[3] describe al Yo como una instancia de la personalidad que se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos que el Ello ha creado para representar las necesidades orgánicas. Esta búsqueda de soluciones se llama proceso secundario, donde el Yo, representa la realidad y hasta cierto punto, la razón.  Sin para explicarlo Kant (2003) [4] hace una segunda formulación del imperativo categórico así: “Obra de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como medio”. En esta formulación Kant nos habla de valorar a las personas más halla de la utilidad que presentan a la consecución de nuestros fines, habla de valorar a las personas no como objetos sino como fines en ellos mismos y me atrevería a decir que fines para nosotros mismos; es esto entonces, una propuesta para dejar la indiferencia, para ver más halla de los medios que pueden significar para nosotros las personas y rescatarles como seres humanos con sus propias necesidades, virtudes, errores y problemas.

La voluntad buena e actúa por el querer, querer el deber y el respeto a la ley moral que forma parte de la razón práctica y rige nuestras acciones porque nosotros así lo queremos de esta forma,  el querer tiene un compromiso con la vida en comunidad, puesto que la autonomía de la voluntad es la constitución de sí misma,  por lo que es ella para sí misma una ley.[5]

La ética kantiana implica el respeto de la autonomía de las personas. Sus principios de autonomía y respeto a las personas conllevan a una ética secular , es decir a una concepción deontológico de la ética en la que la búsqueda de leyes universales contribuyan a la realización de la sociedad completa, es decir una verdadera religión de la humanidad.  La deontología kantiana, hace obrar a través de la máxima que se convierta en ley universal. Esta ley discrimina aquellas máximas morales de las que no son, y si son morales son universales. Es decir, que el respeto al deber y a la ley es intrínseco a la moral. La ética deontológico de Kant enfatiza el deber cumplir la ley sin considerar las consecuencias del acto, define lineamientos generales como la autonomía y la libertad, como requisitos del imperativo categórico, que le dan contenido a la ética.

Esta ética es formal, porque proporciona normas morales que orientan la vida de los seres humanos; universal, porque las normas tienen la forma de la razón y ésta es común a todos; y deontológica, ya que es una ética del deber, que plantea que el núcleo es el deber, por lo tanto, es la condición de validez para cualquier proyecto de felicidad. El fundamento del respeto de las personas  tiene relación con la ley , siendo ésta ley de cada uno, es donde se trata a sí mismo, de la misma manera como se trata a los demás, nunca como simple medio, sino siempre al mismo tiempo como fin en sí mismo[6].


[1] Op cit pg 83

[2] Freud.S. (1923) El yo y el ello. Bs.As. Amorrortu.

[3] Freud (1923) El yo y el ello. Obras completas. Bs.As.: Amorrortu Editores.

[4] Kant (2003) Op cit

[5] Op cit pg 82

[6] op cit pg 83.

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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