Dra. Rosabel Maza

17. El papel de la fe en la construcción del mundo – Gutierrez

Por: Rosabel Maza

El papel de la fe en la construcción del mundo

a partir de  la Teología de la liberación

por Gustavo Gutierrez. Centro de Estudios y Publicaciones, Lima  1987

Comentarios del Capítulo 3: El Problema

Gutierrez empieza cuestionándose ¿Qué relación hay entre la salvación y el proceso histórico d la liberación del hombre? Logra relacionar los diferentes niveles de significación del término liberación, para llegar a centrarlo desde un punto de vista tradicional: dar respuesta a una reflexión teológica, valiéndose de la teología de realidades terrestres, la teología de la historia, la teología del desarrollo, la teología política y parcialmente la teología de la revolución.

Todas ellas tratan de la relación entre fe y existencia humana, entre fe y realidad social, entre fe y acción política. Finalmente el acento es relacionar el Reino de Dios y la construcción del mundo. Este es un tema clásico que involucra a la iglesia con la sociedad y a la iglesia con el mundo.

Sin embargo, esta relación mutua nos lleva a espacios inciertos, aún indescifrables. Por ello, es tarea de la teología contemporánea de elucidar esta problemática.

Si hacemos un recorrido del comportamiento del hombre, sabremos que cada vez toma más conciencia de ser sujeto activo de su propia historia. El hombre se muestra más lúcido a las injusticias sociales y a todo aquello que lo reprima y no lo deje realizarse. Toma más acciones y participa en la transformación de las actuales estructuras sociales y en la efectiva gestión política.

Hay grandes revoluciones sociales que han sido muestras de ello. A pesar de ello, el fenómeno de “politización” es una manifestación de un proceso complejo en el que la lucha por la liberación de las clases oprimidas pasa por la responsabilidad política de todos.

No cabe duda que “la razón humana se ha hecho razón política” (Teología de la Liberación, pg 66) . Las instituciones son parte de un organigrama que estructura a los ciudadanos. La construcción de la polis, de una sociedad está establecida para que los hombres vivan solidariamente, ocupándose del “quehacer del hombre”. Es aquí donde interviene la libertad crítica que se ha ido conquistando a lo largo de la historia. Es  la realización del hombre la que debe posicionar a la política como orientador de poderes, que estén íntimamente relacionados a la aspiración de todo hombre en asumir su propia vida y ser artífice de su destino.

Los hombres se relacionan con su historia y las relaciones humanas adquieren cada vez más una dimensión política. Se va dando una radicalidad creciente de la praxis social, en la que el hombre contemporáneo pierde su ingenuidad frente las condiciones económicas y socioculturales, hallándose frente a cambios radicales que lo desestructuran.

Si se ajena la dimensión política de la praxis social, se está  perdiendo su integración con lo vincular de la vida de sus ciudadanos. Gutierrez tiene una postura frente a las revoluciones sociales, donde ellas abolen el presente estado radical que reemplaza constantemente lo anterior por lo otro nuevo diferente que esté basado en nuevas relaciones de producción.

Sugiere la liberación como la gran tarea de nuestra época. Sin embargo, considera conflictual el predominio de lo político. Sobretodo, en América Latina donde la conflictividad gira sobre todo en el eje de la opresión y liberación. Plantea una conciliación como ideología justificadora de un desorden profundo. Se refiere a tomar conciencia de las características del conflicto político. Propone una mirada más estricta en percibir lo específico de lo político, sobretodo en ambientes cristianos, en el que se rescaten y cultiven valores más intimistas.

Busca una visión moralista y humanizante de la realidad que busque la intervención en la historia de la presencia de la Iglesia. Considera que la praxis social ha dejado de ser para los cristianos un deber impuesto por la conciencia moral, aunque reflexiona que podría ser una reacción frente al ataque a los intereses de la Iglesia.

Finalmente, se cuestiona el valor de la salvación y su significación para el cristianismo. ¿Qué es ser cristiano? Esta respuesta se relaciona íntimamente a una reflexión de la comunidad cristiana en su peregrinación histórica, ¿cuál ha sido el aporte de la vida cristiana al pueblo de dios?  Esta postura es una postura creadora de esperanza hacia “nuevos cielos y una nueva tierra” (pg 70). En la formulación de una teología esperanzadora, refleja el compromiso de la Iglesia hacia un mundo en cambio. Cabe resaltar que él no busca posiciones idealistas en las que se distancie de la realidad y que no lleguen a niveles de abstracción o profundidad suficientes.

Toma el término de liberación desde una perspectiva social en el que  no pierde realidad a las aspiraciones de los pueblos oprimidos y a las realidades sociales que son generadas a partir de procesos conflictivos sociales, económicos y políticos. Considera a la historia como un proceso de liberación, donde el hombre construye su destino y por ende debe actuar y relacionar su vida religiosa de la actividad política, ya que es responsabilidad política de todos, el luchar por la liberación de las clases oprimidas.  Gutierrez recurre a una metáfora “todo está coloreado políticamente. Los hombres entran en contacto entre ellos a través de la mediación de lo político” (pg.67). Esto quizás condensa lo que hay que hacer: visualizar un camino hacia una revolución social que se comprometa con la justicia del desvalido, de aquellos que la sociedad olvida. Busca lucidez y coraje de la sociedad para ocuparse del proceso de liberación de los oprimidos, como parte de una vida coherente cristiana.

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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