Dra. Rosabel Maza

9. El intelecto y divinización del Maestro Eckhart

Por: Rosabel Maza

El Intelecto y divinización del Maestro Eckhart

Comentarios hechos sobre el artículo de Ignacio Verdú .

 El autor empieza con una cita de Eckhart  ¨Uno con uno, uno de uno, uno en uno y en uno eternamente¨. Frase que engloba una profundidad de pensamientos cargados de sentido. Eckhart es un pensador complejo, profundo, audaz, lleno de simbolismos y de difícil lenguaje. Es un pensador con influencia del neoplatonismo y el platonismo. En su obra desarrolla los dogmas de la Santísima Trinidad y de la Encarnación. Elabora en su pensamiento el Verbo divino (el Hijo) y la gracia. Es capaz de transmitir su experiencia mística y vivencia religiosa a través de fundamentos filosóficos y los expresa verbalmente.

La influencia neoplatónica la hace evidente en todas las esferas: ética, psicológica, ontológica y mística. Plantea el conocimiento del Dios y la divinización del hombre. Esta supone tres fases: purificación, iluminación y unión mística en Dios. Subraya la idea de un Dios esencial por sobre los pensamientos.

«El hombre no debe tener un Dios pensado ni contentarse con Él… Uno debe tener más bien un Dios esencial que se halla muy por encima de los pensamientos de los hombres y de todas las criaturas»[1][10].  

Desarrolla la idea de la nada divina que para lograrlo, hay que anonadarse , aniquilarse y hacerse uno nada. Eckhart es capaz de contraponer lo material a lo espiritual, lo externo a lo interno, lo temporal a lo eterno y lo múltiple a lo Uno. Su esfuerzo busca entender la relación hombre-Dios , es así como lo Uno sustenta la multiplicidad y en viceversa, cómo lo múltiple desea y puede volver al origen, lo Uno.

Eckhart señala que es vital que se profundice en lo que significa que Dios es Uno y Trino. Pide se investigue en las relaciones de las tres Personas divinas entre sí y las misiones que cada una tiene en relación con el mundo.

«Cuanto más se conoce a Dios como uno, tanto más se lo conoce como todo»[2][31]. 

La divinización del Hombre, tema central, es posible porque Dios mismo, en la persona del Hijo, se ha hecho hombre. La encarnación del Verbo permite afrontar el mundo con una mirada diferente. Distingue a aquellos que pueden ser más espirituales, más eternos que temporales, aquellos que reconocen su interior y que son multiplicidad, todos ellos, son llamados a la unidad en Dios. Es una dialéctica de Dios con el hombre y el hombre con Dios. Padre que es hijo que se convierte en naturaleza humana, también como el hombre puede llegar a ser unidad con Dios.

«Cuando Cristo se hizo hombre, no tomó para sí [el ser de] determinado hombre sino la naturaleza humana»[3][21].

«La imagen del Padre, que es el Hijo eterno, se convirtió en imagen de la naturaleza humana»[4][28].

«Nada llega jamás al corazón a no ser fluyendo a través de la dulzura divina, en la cual pierde su amargura. Además, lo quema el fuego ardiente del amor divino que encierra en sí por doquier al corazón del hombre bueno»[5][41].

Eckhart  registra el principio de que Dios es puro entender, estando, así, por encima del ser. El ser pertenece a lo creado, y Dios es intelligere. El ser es distinto de Dios y pertenece a lo creado. Dios es, desde la unidad, es unidad absoluta. Dios no es ningún ser determinado y concreto, sino la plenitud del esse. Dios es infinito frente a lo finito concreto, es plenitud del ser y fundamento de todo ese concreto y creado, también aparece como trascendente y distinto a todo lo finito. Deus indica paternidad, generación, creación, alteridad-que no rompe la unidad- y se refleja a sí mismo.

Dios permanece en el acto creador dentro de su propia divinidad, lo que no hay que interpretar es que  Dios sea la totalidad de los seres creados pues caeríamos en panteísmo, sino en el de que de todo está en Dios.

La filosofía de Eckhart busca la integración de la vida en la práctica. Tiene una concepción ética que se basa en el principio de la Unidad. Unidad que se concentra en un conocimiento amoroso de Dios, con un conjunto de normas morales donde rige el principio de la intención.  Es imprescindible tener una voluntad recta y verdadera, que se transforma e identifica con la voluntad de Dios. El hombre debe recluirse sobre sí , alejándose de lo mudable, de lo exterior y reducirse a lo más simple, a la unidad divina, trascendiendo lo creado. Es la enajenación de nosotros para dejar actuar a Dios en nosotros. Es el abandono total en Dios, por medio de la fe y el amor. Esto se da gracias al nacimiento de Dios en el alma, donde reside Dios y se da la Trinidad. Todo esto se consigue a través de la gracia. El alma del hombre es donde se realiza la eterna generación divina.

Eckhart destaca el papel que desempeña el entendimiento :

«[La] voluntad y [el] amor se dirigen hacia Dios en cuanto es bueno…[El] entendimiento [empero] empuja hacia arriba, hacia la esencia antes de pensar en [la] bondad o [el] poder o [la] sabiduría o cualquier cosa que sea accidental […]  y se hunde en el ser y toma a Dios tal como es ser puro»[6][6].

Eckhart fue un hombre que intenta elaborar una metafísica, una psicología y una ética acordes con la verdad de la fe. Considero que es un integrador, un creador que conoce el drama del alma humana, su inestabilidad, su inseguridad y las fuerzas que la amenazan, por ello, integra la psiquis con la metafísica, incorpora una filosofía acorde con su pensamiento y finalmente cierra esta mirada a través de una experiencia religiosa. Siento que permite así una revelación de lo sagrado accesible a la condición humana. Ha logrado, a través de su sensibilidad humanizar lo idealizado y finalmente homogeneizarlo.

Considero esta noción de singularización importante. La experiencia mística es la que nos transporta al terreno de lo sagrado. A lo largo del desarrollo de la historia de las religiones y de la etnología religiosa, se trata de buscar el acercamiento del hombre a Dios. Eckhart realiza una acercamiento conciso, en el que se esfuerza por hacer una integración de la divinización del hombre y cuál es el papel del intelecto en la misma. Siento que ese espacio físico simbólico es esencial en todo proceso de simbolización. Quizá a través de todas las religiones lo consustancial ha sido posible de refutar, en Eckhart está en juego, una transformación del objeto natural en objeto simbólico, quizá es una metáfora  materializable pero en sí logra en su pensamiento concretar esta dialéctica.

 


Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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