Dra. Rosabel Maza

45. Conexión entre interculturalidad y multiculturalismo con los Derechos Humanos

Por: Rosabel Maza

45. Conexión interna entre la interculturalidad y el multiculturalismo  con los Derechos Humanos

Estamos frente a un mundo en cambio, donde la política de derechos humanos está enmarcada la globalización y busca rescatar la fragmentación de identidades y culturas. Reconocemos ámbitos donde la globalización permeabiliza la diversidad a través de lazos económicos y sociales, que relacionan a personas en el mundo a través de interrelaciones e interdependencias[1], habiéndose estas conexiones acelerado gracias al fenómeno de la globalización. Estos procesos globales y locales intensifican las relaciones en el globo, afectándonos a todos en la vida cotidiana.  Introduzco este término, ya que la globalización ha cambiado la perspectiva a lo global, insertándonos en el mundo de una manera más consciente, comprendiendo que nuestras acciones tienen consecuencias en los otros y la de los otros en nosotros, incluso a través de procesos imperceptibles o impredecibles.   De la misma forma, los derechos humanos han sido utilizados para avanzar formas hegemónicas como contra-hegemónicas de globalización. Esto nos lleva a ahondar  cómo la interculturalidad y el multiculturalismo forma parte de este instrumento contra-hegemónico cuando no se conoce la naturaleza completa de la cultura y se deriva a enfrentamientos innecesarios ante un discurso desintegrador. Del mismo modo, la interculturalidad y multiculturalismo, al ingresar en dialogo potencian la hermenéutica mundial, permitiéndonos interpretar la perspectiva global, fortalecer mayores lazos y analizar las consecuencias de ellos entre nosotros.

La globalización nos enfrenta a vivir en interdependencia más no solo como un fenómeno económico, sino que también a través de factores políticos, sociales y culturales.  Los derechos humanos son el lenguaje que debe utilizarse en este mundo pluricultural, en el que los intercambios entre el desarrollo y los derechos humanos son herramienta de crecimiento en gobiernos regionales como internacionales.

El crecimiento de flujos de información y la expansión tecnológica nos lleva a un mayor contacto, esta reorientación de pensamiento nos deja claro que se está dejando de lado la idea de nación/estado para pasar a una global interconectada. En esta perspectiva, los derechos humanos invaden el planeta hacia una postura unitaria, el bien social no se detiene a fronteras nacionales, sino al mundo entero. La modernidad ya no es sólo occidental, sino también oriental, la política de derechos humano es un factor clave para que el mundo se deje entender dentro de esferas multiculturales y multiétnicas.

Lo complejo de los derechos humanos es que pueden concebirse como herramientas de globalización y también como mecanismos que favorecen el cosmopolitismo. Los derechos humanos son un instrumento particular a todas las civilizaciones, podemos reconocer que actualmente hay una tendencia a difundir una cultura global y extender sus valores.  Todas las culturas aspiran a diálogos interculturales que desarrollen políticas de regulación y respeto hacia lo multicultural – como condición para una relación balanceada y equilibrada dentro de la humanidad.

Desde la perspectiva etnocentrista,  el término ha evolucionado desde sus inicios, partió como la percepción que todo aquello que pertenece a un grupo determinado es lo único significativo; Strauss (1952) incorpora la prevalencia de la diversidad de las culturas[2] como algo natural y fruto de relaciones entre sociedades. Esto nos lleva a  incorporar dentro de la humanidad la concepción de unidad dentro de lo multicultural, sin embargo, el etnocentrismo ha llevado a lo largo de los años a intolerancia cultural, religiosa y política en sus grados más radicales, pero también a formas sutiles y racionales que han desentrañado tensiones incluso dentro del marco de la posmodernidad.  El proceso de civilización conlleva al reconocimiento de la diversidad entre las culturas y a la variedad, sin embargo, la figura etnocéntrica aún no desaparece, no hay un reconocimiento del diferente y se sigue conservando como un modelo de proteccionista.  De aquí partimos hacia una mirada antropolótica cultural que lleve a la relatividad de las culturas y de su imposible jerarquización, esto facilita la hermeneútica de la que hablamos inicialmente, hacer viable entender el contexto histórico, cultural, social, económico , político y personal para poder llevar a  una comprensión.
Quisiera incorporar el término de libertad de opinión que plantea Stuart Mill [3]como principio transversal a aquellas tensiones que se liberan en las crisis de regulación social, aquellas que la sociedad civil plantea dentro de la posmodernidad, y aquella que la globalización incorpora entre los Estados.  El reconocimiento mundial de la política de los derechos humanos está a la vanguardia de una discusión libre y equitativa entre estados. Los derechos humanos devuelven la libertad y prevalencia de lo cultural, de la diferencia y de lo particular. Así, los derechos humanos se convierten en la fuerza  motriz y el lenguaje de intercambio dentro de la intolerancia social, en el sentido de enseñar a los hombres el sentido de sus opiniones,  lo ventajoso de su diversidad en un marco de cambios que experimenta la humanidad.  Quizás el fin último de toda cultura en el globo, debería concentrarse en buscar consenso sobre la dignidad humana como un derecho humano.


[1] Giddens, Anthony “Un mundo en Cambio”. Sociología. 4ta edición. Madrid: Alianza Editorial, capítulo 3, 2001, pag, 83-107

[2] Cuché, Denys. Etnocentrismo. En: la noción de cultura en las ciencias sociales, Bs.As. Nueva Visión 2002

[3] Stuart Mill, John. Ensayo sobre la libertad. Madrid. Ediciones Mestas. 2006

Kymlicka, Will. Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las minorías. Madrid. Paidós 1995

Kaufmann, Sebastián. Multiculturalidad y ética del reconocimiento. En: Persona y Sociedad. Universidad Alberto Hurtado. Vol XXV. No1. 2011. Pg. 75-87

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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