39. ¿Es posible crear un tiempo?
Por: Rosabel Maza
Dra. Rosabel Maza
Por: Rosabel Maza
Norbert Elías tiene como premisa la aplicación de la sociología al problema del tiempo. El tiempo es un dato social, un instrumento de orientación que compromete lo social y aprende de generación en generación. El saber del tiempo es el saber de aprendizajes humanos y de procesos sociales en evolución que disolverán el misterio del tiempo.
Lo particular, es que el tiempo olvida el pasado social, sólo aparece cuando se acuerda de él. El tiempo es una síntesis simbólica, síntesis que cada uno particularmente sintetiza y lo hace propio. La sociología de Elías, en este aspecto, no sólo está abierta a procesos civilizatorios, sino también a la existencia de procesos des civilizadores. De este modo, Elías intenta disolver las dicotomías individuo/sociedad, naturaleza/cultura, sujeto/objeto. Dice :“la sociedad …la conformamos nosotros, …pero que ninguno la ha querido o planificado tal como existe hoy,…es una sociedad con grandes transformaciones históricas, que no dependen de la voluntad de las personas individuales.”[1] .Existe un entrelazamiento indisoluble entre individuos en el seno de la estructura social. Existe una red estructural y funcional de determinaciones mutuas que nos mantienen interrelacionados como cadenas invisibles de interdependencia. Interdependencia que se da entre todos los seres humanos. Estas cadenas, estrechan el espacio individuo/sociedad, ya se dejan de ver dicotomizados, sino se visualiza la vida en sociedad como una disposición natural. Esto determinaría concatenaciones entre los procesos biológicos, sociales e individuales. Sugiere que tampoco la sociedad es anterior o independiente de los individuos. Se hace imposible la comprensión de los procesos de los individuos si los consideramos independientes de los procesos socio genéticos civilizatorios. También es imposible entender el problema del tiempo, y la psicogénesis de nuestra sensibilidad para con él, si no tenemos en cuenta los procesos sociales que entran en juego en su determinación. Desde esta posición, el problema de tiempo tiene su propio devenir. No se viven “tiempos” históricos que no estén previstos por la misma determinación de sus propios procesos
Ningún ser humano viene al mundo civilizado al modo occidental, ni con una estructura temporal conformada e innata. Al igual que los modales se aprenden, también la determinación del tiempo se aprende, y supone una disciplina y una coacción que es interiorizada e introyectada por el individuo mismo. Sin embargo, propone que existe un tipo de autocoacción psíquica: que es la base del proceso civilizatorio . La autocoacción es un rasgo en el hábito de todo individuo “civilizado”. Esta es una sensibilidad temporal que comparten todos los individuos sociales. [2] En el proceso civilizatorio, se cambia también la estructura de personalidad, se modela una actitud social.[3] Incorpora ideas psicoanalíticas de Freud añadiendo que el Malestar de la Cultura trata de la represión que hace la cultura en el individuo y de la depresión que se subyace por ésta. Represión, dada por el control y la represión de pulsiones de agresividad y sexualidad. Depresión, por que dicha represión causa desdicha al hombre que cambia una importante fracción de economía de su felicidad por la seguridad que le ofrece el orden de la cultura. La tesis principal que Elías desarrolla en Sobre el Tiempo es que los hombres experimentan cierta angustia al descubrirse a sí mismos, angustia frente algo que puede aparecer. Así, los problemas de tiempo se tratan dentro de un enigma, en una constante querer esconderse y buscar protección. [4]
Si bien el tiempo aparece como tesis principal como un dato social e instrumento de orientación, incluso psíquico y civilizatorio, entiendo que existe una evolución hacia la autodisciplina del tiempo que engendra en sí misma un misterio del tiempo per sé. El tiempo no es dato objetivo de la naturaleza no-humana, ni un dato innato ni a priori, sino es una síntesis de alto nivel de un instrumento simbólico social que nos orienta en el continuum devenir, y que es incomprensible si no lo referimos a procesos sociales y a un contexto cultural que se ha ido transmitiendo trans-generacionalmente.
El tiempo vivido nos permite la confrontación del tiempo social y del tiempo físico (relacionado a las Ciencias Naturales). En el tiempo humano y social no existen dicotomías o escisiones en relación al hombre y la sociedad, o a cómo se insertan en la naturaleza. Se pide llevar la sociología del tiempo y abordar el problema del tiempo desde la óptica de la sociología del desarrollo.
Reflexiona sobre el tiempo, considerándolo único, lo refiere como una construcción simbólica y conceptual humana de un alto nivel de generalizaciones y síntesis. Lo piensa como un esquema mental, que nos da una mirada espiritual, del antes, del después y del ahora. Este sentimiento de hambruna del tiempo en que nos movemos, nos obliga a interrogarnos sobre cómo los individuos infiltrados en un rígido tramado social de determinaciones temporales, pensamos que el tiempo existe por su cuenta y que su sentir es común a todos. El considerar que el tiempo tiene vida propia y que existe independiente de los seres humanos, es poder considerarlo parte de la formación, transformación y evolución de procesos de alto nivel de síntesis. Tiempo que ingresa en el espacio, que se inserta detrás de la cambiante, de lo permanente y que aparece como enigma frente a lo que tememos, a nuestra vida transitoria, buscando cambios que logren eternizar y a temporalizar el miedo que tenemos a ser efímeros.
Pensar en alguna manera de recuperar la libertad de poder vivir y habitar en el tiempo sin indiferencia … implicaría poder recurrir a la recuperación de nuestra libertad para soñar y pensar en invenciones que nos permitan redimir el tiempo y el espacio dentro de nosotros mismos. No se trata de una vivencia sobrenatural, sino, de una inflexión individual que nos provoque aquella redención en nosotros mismos hacia una postura hacia trascender. Imponer nuestros afectos a la premura del tiempo, a la insistencia y la presión mediática, a la alienación de ser un binomio individuo/sociedad? Si en esta construcción tuviéramos la suerte de recuperar nuestra lucidez hacia una conexión que nos soldara y acercara a fusionarnos, podríamos sobreponernos a cualquier tiempo histórico, tiempo que podría sugerir peores formas de vivir, o sobrevivir, acaso…eso no distingue a algunos de otros? Tiempos en los que la cultura mimetiza y no distingue una vida de la otra, cuando el ser diferente podría ser la manera de persuadir al tiempo de no colapsar en nosotros mismos, por ello, es inminente darnos una mirada hacia nosotros mismos y a poder creer en crear nuestra historia.
Rosabel
[1] Elias, Norbert: 1987 .La sociedad de los individuos Ensayos. Barcelona . Ediciones Península. pg 17.
[2] Op cit pg 11
[3] Op cit. Pg 21
[4] Op cit pg 96