Dra. Rosabel Maza

28. Planteando la Realidad – Nishida

Por: Rosabel Maza

28. La Realidad en:  La indagación del Bien

Kitaro Nishida 1995, Ed Gedisa Barcelona

El autor dirige su investigación para hallar la paz del espíritu, pidiendo primero, una clarificación sobre la naturaleza del universo, de la vida humana y la realidad verdadera.

Se sitúa en la tradición religiosa y filosófica india, que según él, ofrece congruencia. La realidad fundamental es Brahma, nuestra alma, nuestro Atman, así, el conocimiento de la identidad de Brahma y Atman es el punto culminante de la filosofía y religión indias. El cristianismo elabora en la Edad media su filosofía, y la tradición china  se enfoca al sistema moral a partir del período Sung. Todas estas tradiciones buscan la congruencia de nuestro conocimiento paralelo a nuestro sentimiento y voluntad. Pero para comprender la realidad verdadera y conocer la verdadera naturaleza del universo y vida humana, debemos descartar los supuestos, dudar de todo y proceder sólo sobre la base del conocimiento directo e indudable.

Pero, ¿a qué nos referimos? Es el conocimiento de nuestra experiencia intuitiva, el conocimiento de fenómenos de la conciencia, indivisible en sujeto y objeto. Bacon, Descartes, Kant, y filósofos posteriores buscan acercarse a esta verdad. Bacon a través de la experiencia acompañada por la intuición; Descartes, no sólo postulaba el hecho de la experiencia inmediata, sino infería el <luego existo>; Kant se opone a esa suposición, para él lo que es conocimiento consiste en hechos intuitivos que se dan al abandonar los supuestos arbitrarios. Hegel y otros pensadores redefinirían el <pienso, luego existo> como una certeza intuitiva que vincula la realidad con el pensamiento. Como conclusión, es importante considerar que cada uno de los hechos se encuentra dentro de su propias condiciones y se debe considerar porqué se considera intuitivamente verdadero o falso.

La actividad de pensar es un fenómeno de la conciencia, aunque pensar tampoco nos permite conocer el aspecto nouménico de las cosas. Hay quienes toman la universalidad y necesidad de pensamiento como pautas para conocer la realidad verdadera, pero son sensaciones distinguidas en la conciencia y al mismo tiempo son hechos de la conciencia.  Desde los eleáticos hasta Platón se plantea que todo conocimiento sensorial es equívoco y sólo se conoce la verdadera naturaleza mediante el pensamiento. Los cartesianos acceden a la verdadera naturaleza de las cosas a través del claro pensamiento.  Ahora bien, la intuición incorpora al pensamiento una actividad unificadora, el juicio surge del análisis de la intuición.

Nishida (1995) considera que los fenómenos de la conciencia son la única realidad: “…son algo que acompaña…son los hechos más directos, hechos primordiales…”. Sin embargo, plantea que la realidad directa es independiente y autosuficiente, que no es ni un fenómeno de conciencia ni un fenómeno material. Considera que existen tres dificultades fundamentales de su teoría: comprender la unicidad de la realidad de los fenómenos de conciencia, la ley de causalidad que dictamina una relación de causa y efecto entre las cosas, por último, concebir que el ser no nace de la nada.

Logra identificar algunos rasgos verdaderos de la realidad. En la realidad inmediata no hay oposición de sujeto y objeto, ni separación de conocimiento, sentimiento y volición. Concluye que la experiencia y la sensación pura no son pasivas, tanto como la realidad. La voluntad constituye un hecho de la experiencia pura, concluye que el mundo objetivo científico es indivisible de la voluntad y el sentimiento. A esto le llama un estado indiviso, Nuestro conocimiento, sentimiento y volición son una sola cosa. El sentimiento y la voluntad crean al individuo.

La unión de pensamiento, sentimiento y voluntad es la base del estado de conciencia en que sujeto y objeto forman la realidad. Se manifiesta de la misma manera en todas las cosas, es así que, el todo se manifiesta implícitamente para luego elaborar el contenido por diferenciación. Hace una distinción entre conciencia activa (concepción) y conciencia pasiva (sentimiento).  Conciencia que es activa y compleja, donde los hechos de la experiencia son variados pero todos parte de la misma realidad y conservan la unicidad y universalidad de la realidad. En los fenómenos materiales la realidad unificadora es la fuerza del mundo exterior, en los mentales, la conciencia. En la experiencia pura, se unifican. Sin embargo, dentro de la unidad se debe dar la oposición o contrariedad. Contrariedad y unidad son la misma cosa en la base de la experiencia pura.  Todo ello, se emplea dentro del análisis de la dialéctica de Hegel: tesis, antítesis y síntesis.

Se desarrolla también la idea que la realidad es una y múltiple al mismo tiempo, sin dejar la unidad. La realidad se establece por oposición que viene del interior de la misma sin ser externa, ya que existe unidad  dentro de la misma oposición. La realidad es aquello que se constituye por sí misma un sistema singular. Al ser la realidad un todo unificado, incluye oposiciones, que en un continuum forman una unidad ilimitada. Sucede del mismo modo con la voluntad.  La realidad es única y la actividad unificadora se establece detrás de la conciencia y a su vez establece la realidad misma. Es un principio autosuficiente, invariable a través del tiempo, espacio o personas y al mismo tiempo. Nishida elabora el aspecto unificador de la subjetividad y de la objetividad a través de fenómenos mentales (lo subjetivo y activo), como los fenómenos materiales (lo objetivo, pasivo). Concluyendo que toda actividad unificadora subjetiva es inconsciente, siendo el objeto de la unificación el contenido de la conciencia.

Pasa a describir la naturaleza real del objeto y sujeto como una especie de yo, un sí mismo. No la considera un concepto abstracto, ni una actividad de energía mecánica, sino más bien inalterable desde la intuición. Sistematiza su pensamiento al decir que para que sea realidad debe existir una realidad unificadora.  Unión que dura toda la vida de uno, como ocurre en la autoconciencia. Dentro de ella, el movimiento y las formas son parte de su naturaleza misma. El sí mismo unificador es la actividad unificadora de la conciencia, unidad subjetiva y fuerza objetiva son lo mismo.  Unifica su elaboración a través de la psicología, identificando a la actividad inconsciente como la que liga y une; así como identifica al fenómeno y noúmeno como la relación entre dos aspectos de la realidad, noúmeno como poder unificador de la realidad y fenómeno como estado e conflicto en el desarrollo que tiene la realidad mediante la diferenciación. Para él, nuestra comprensión de la significación y del telos de la naturaleza se hace posible a la unificación subjetiva de los ideales, sentimientos y volición del yo.

Desarrolla en el capítulo del espíritu, el que en  la realidad real no existen diferencias entre subjetividad y objetividad, ni entre espíritu o materia. La realidad concreta es subjetiva e individual y la realidad objetiva desaparece. El espíritu es la actividad unificadora que compara y distingue, lo que logramos al madurar es hacerla florecer.

La realidad es un infinito conflicto y a la vez unidad infinita, en todo momento se conserva presente al espíritu. Explica que mediante el conflicto se progresa a una mayor unidad ya que el espíritu tiene conciencia de sí mismo. El espíritu existe en toda la realidad del mismo modo que en la naturaleza existe un yo mismo. Sólo en el espíritu es donde la realidad llega a ser independiente, perfecta, realizada pues éste no se separa de la naturaleza objetiva. El espíritu grande y profundo es universal y su estado completo refleja su unidad y placer así como su estado incompleto desunión y dolor.

Lo particular es entender cómo  la acción volitiva se hace más consciente y es posible notar su propia mente a medida que los conflictos se van aclarando. El conflicto tiene un aspecto indispensable en la unidad, ya que a través de él progresamos hacia una unidad aún mayor. Es más, nuestro espíritu tiene conciencia de sí mismo, no cuando la unidad está presente, sino cuando está en conflicto. Aún más, cuando las cosas no tienen espíritu, la unidad se da desde afuera, por ello no hay una unidad interna del sí mismo. Por ello cuando obramos desde la unidad de la realidad interior, es cuando controlamos la realidad coherente con nuestros ideales y el yo se entrega a una actividad libre.

El espíritu es la actividad unificadora de la realidad, la naturaleza y el espíritu no son dos diferentes realidades, son diferentes maneras de abordar una misma realidad.  Al entender la naturaleza, es innegable la existencia de una base espiritual. En la unidad de espíritu/naturaleza es donde se produce la realidad verdadera: la oposición y el conflicto de infinitos y la unidad infinita. Este es Dios, la base de la actividad infinita y de la realidad misma. Dios no es algo que trasciende la realidad, Dios es la base misma de la realidad. Es aquello que disuelve la subjetividad y la objetividad, es lo que une espíritu y naturaleza, es el unificador universal y la base de la realidad. Dios no es una cosa, Dios obra en todos lados, independientemente del tiempo o cultura, se le ha dado un significado a Dios. Dios existe en la base de la realidad como principio espiritual fundamental. Habrán muchas maneras de intentar probar la existencia de Dios, pero si se realiza desde afuera, no se prueba su existencia desde la experiencia directa del yo. Cito a Nishida “ quienes desean conocer al verdadero Dios, deben disciplinarse y adquirir ojos que puedan conocer a Dios”. La experiencia directa consiste en poder ver a Dios.  Dios es el gran espíritu del universo, su poder y fuerza se sienten como un hecho de la experiencia directa. “Dios es amor infinito, infinito júbilo e infinita paz”, concluye.

En el trayecto de la lectura, no tenía idea del camino que enrumbaba a Nishida. Su construcción de la “Realidad” me sorprendió, así, como sorprende ir a una película que nos desconcierta el final. Este discurso unificador, soldador de culturas y religiones, disuelve subjetividades y objetividades, sobrecoge por su indiscutible unidad, por esa costura que hace al abordar la realidad y llegar finalmente a la gran experiencia de Dios.

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
Consultorio: 999120900 | e-mail: rosabelmaza@gmail.com