Dra. Rosabel Maza

25. Cosmopolitismo – cultura y construcción de identidad – Appiah

Por: Rosabel Maza

Cosmopolitismo – cultura y construcción de identidad

La búsqueda del cosmopolita es inquirir en preservar la cultura e imponerse al imperialismo cultural.  Preservar la cultura como una manera de prevalecer lo valioso de nuestro patrimonio humano y evitar el desarraigamiento del pasado. Sabemos que la conciencia de los habitantes prevalece y la contaminación cosmopolita puede ser contrarrestada con la autentica mirada hacia lo propio que pareciera ser suficiente para resistir el ataque de viciar lo propio. No se trata de crear una utopía en relación a un ideal de pureza cultura, apoyado en una cultura auténtica local sin que se dé ningún grado de ’contaminación’, sino que se pueda entender la ‘mezcla’ de la misma manera que se entienda la ‘pureza’.  ( pg 155)  Equipara la pureza cultural a un oxímoron, y concluye que las influencias “se dan en un ambiente de placer, que un cosmopolita tempera el respeto por la diferencia con el respeto por los seres humanos actuales”.

La palabra cultura está llena de significación, es aquello revestido de convenciones que no es individual y menos universal, pero que transmite una identidad transhistórica y que nos hace herederos de un patrimonio que se considera como propio de su cultura. El hecho de pertenecer a un pueblo transmite una descendencia,  y no sólo del pueblo, sino también de la humanidad. Ya que cada pueblo es una suma de contribuciones a la cultura mundial. Los bienes culturales atañen a toda la humanidad, ya que tienen valor para las personas y no para los pueblos. Somos nosotros los que valoramos el arte y preciamos nuestro patrimonio cultural. No es ajeno a nosotros y esto nos hace sentirnos cosmopolitas, parte de una sola familia universal.

No cabe duda que los bienes culturales están protegidos  por los pueblos, a fin de salvaguardar sus costumbres y conocimientos así como de proteger y controlar su difusión.  Toda propiedad intelectual es parte de un derecho inherente e inalienable, imposible de ser extinguido o usurpado, todo lo contrario, los grupos culturales protegen su autenticidad y hacen valer la necesidad de proteger sus patrimonios culturales. No hablamos de intereses humanos, sino de intereses de toda la humanidad, esta sensación de integridad o internacionalismo cultural  demuestra respeto a las culturas y búsqueda de conservación ya que los bienes culturales tiene valor para todos. ( pg 177) Por ello, los objetos tienen un significado diferente en la vida cultural o religiosa a la cual ha pertenecido, lo que hace que las comunidades busquen su restitución a pesar de los años, puesto que están dotados de un significado importante para su propia historia.

Es indudable reconocer la magia que siente cada nación por su historia, por ello concebimos que “el cosmopolitismo comienza por lo humano de la humanidad”( pg 181) Los orígenes están repletos de símbolos con significados creados a través de los siglos por ancestros. Esta simbología  es construida por el arte a través de la identidad. Y cada vínculo local como universal es una construcción del imaginario de cada pueblo en búsqueda de su identidad. Somos ciudadanos del mundo, y prevalece el vínculo  humano. Un vínculo que se nutre de la dignidad humana, que sobrepasa fronteras, credos, nacionalismos, sino que tiene como thelos la justicia universal.

Tampoco generalicemos hacia una verdad universal ya que existen formas benignas y malignas de universalismo. Más bien debemos entender el universalismo con tolerancia, aunque saber  también distinguir lo intolerable. Appiah cree en la verdad universal aunque es un escéptico respecto a la propia idea de verdad, pues considera como sentido de realidad, lo difícil que es encontrarla. ( pg 191). La verdad que sostiene, es que todos los seres humanos tienen obligaciones con todos los demás puesto que todos son importantes. Aunque amerita subrayar el respeto al pluralismo de diferentes valores encarnados en diferentes sociedades. Se espera que existan muchos valores para reivindicar en la vida y otros que no serán posible reinvidicarlos. También amerita estar  atentos a que nuestro conocimiento puede ser falible, es decir, provisorio o imperfecto.

Reconoce que los contra-cosmopolitas (fundamentalistas islamistas) buscan un universalismo que se expresa en la uniformidad y esta uniformidad es una metástasis de un espejo que  no permite fragmentos, tal como el autor versatiliza su idea de cosmopolitismo al principio de su libro. Esta intolerancia hacia las diferencias no se acerca a la tolerancia del cosmopolita en interactuar con respeto a quienes ven el mundo de forma diferente, de quienes podríamos aprender incluso en disensos, y de quienes valoramos el derecho de vivir su propia vida.  Concluye que cosmopolitismo es universalidad más diferencia. Y que ser cosmopolita es tener obligaciones con respecto a los extraños. Ser cosmopolita es responsabilizarnos de la diferencia.

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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