Dra. Rosabel Maza

24. Cosmopolitismo – convivamos con tolerancia – Appiah

Por: Rosabel Maza

24. Cosmopolitismo -convivamos con tolerancia

Creo que es momento de reflexionar sobre la manera de interpretar el mundo que nos rodea.

¿Es posible interpretar el  mundo con una idea de ética global? ¿Acaso, la regla de oro en la que deberíamos tomar en serio los intereses de los demás no incluye un conocimiento de su cultura, de sus tradiciones, de sus creencias? No es sólo ponernos en el lugar del otro, o hacer al otro lo que me gustaría que me hicieran a mí, ni que me gustara que me hicieran si yo tuviera los valores y las creencias de los demás. Todo este análisis va más allá de una interpretación de las situaciones. Y tiene que ver con el peso que le otorgamos a los valores y cuál es la fiabilidad o perfectibilidad que le otorgamos a cada juicio que queremos hacer valer. Imaginémonos, lo difícil que es articular todo esto en un debate o conversación que incluye a integrantes de distintas sociedad.

El filósofo Appiah considera que  podríamos dudar que se pueda llegar a un entendimiento, pero intenta proponer qué debe hacerse aunque no se esté de acuerdo en el porqué;  considera que la herramienta para el debate sería desmitificar el rol de los valores como parte del conflicto, así como desvirtuar el papel que desempeña los argumentos razonados para llegar a acuerdos universales.

De pronto, no es tan necesario ponernos obligatoriamente de acuerdo en relación a los valores para poder convivir! Pueda que la tolerancia, tenga que ver más con una expresión de acuerdos en relación con valores fundamentales, como la tolerancia que rige entre religiones o expresiones tempranas de multiculturalismo.

En la política estadounidense, se da la posibilidad que no hallan respuestas consensuadas, y que no sea necesario que la haya. (Cosmopolitismo, pg. 107) Entonces,  se pueden vivir sin ponerse de acuerdo en cuáles son los valores que hacen buena su convivencia, es decir, se puede acordar qué hacer, sin haber acordado por qué eso es lo correcto.  Estos criterios cosmopolitas rescatan la importancia de la adecuación. Concuerdo en el sentido que no podemos vivir con imposición de criterios, aunque el qué hacer, parece convertirse en norma, como un deber ser. El qué hacer recoge una verdad y autenticidad. No recurre a principios ni presupuestos racionalizadores del  por qué hacer, sino que reconoce acuerdos intersubjetivos que se organizan para convivir.

Podemos ahora introducir el rol de la razón. Appiah explica que ésta no revela ni la costumbre ni su abolición. El papel de la razón es poco usado en la práctica diaria, ya que se automatiza el día a día. Sin embargo, cuando aparecen los cambios, es cuando utilizamos el razonamiento, y se busca argumentos, para ver las cosas de manera nueva como poder mantener conversaciones al respecto. Esto se da en las tendencias sociales, ya que van cambiando y modificándose, lo que se valoraba y sobreestimaba, después de un tiempo suele menospreciarse y olvidarse. Supone que los cambios, sociológicamente hablando, se deben a un proceso histórico que concluye con un conjunto de cambios de perspectivas.

Ahora bien,  podemos vivir en armonía sin ponernos de acuerdo acerca de los valores subyacentes, excepto en el valor cosmopolita de la convivencia. Pero, también podemos estar en conflicto aunque sí estemos de acuerdo acerca de los valores. No hay enemistad cuando se tienen concepciones opuestas de “el bien”, pero sí hay desacuerdos cuando hay disenso en relación a la significación de los mismos valores y esto se da ya que compartimos horizontes de significado diferentes, debido a creencias y hábitos disímiles. (op cit, pg 119). Compartimos todos los días con personas con las que discordamos, sin embargo, pareciera que aquello que nos acerca es la tolerancia a escucharnos y consolidar un espacio nuevo de intercambio a través de la tolerancia. Nuestros horizontes de significado puede ser parte de un diálogo sin imposiciones, un diálogo en el que el otro pueda sentirse cómodo con nuestra apreciación y respeto. En ese medio, será mejor recibido.

Las relaciones entre hombres y mujeres no son abstracciones, son partes de la textura íntima e nuestra vida cotidiana, y nuestras opiniones como nuestras herencias son necesarias para las conversaciones que permitirán una inclusión en la experiencia y las ideas de los otros.

Vale la pena considerar que en la era de la globalización, la gente forma bolsones’ de homogeneidad, para permitir el acceso a mejores opciones en las que los cosmopolitas, tengan derecho a configurar sus vidas en compañía de otros. Tengo la sensación que esos bolsones configuran una necesidad de vernos reflejados en el otro, sin particularizarnos, ni crear una identidad que cada uno pueda consolidar.

Sin embargo, todo lo anterior no quita la  diversidad en el interior, sentida como una ‘manera de vivir’, donde personas diferentes, pueden coexistir en una misma atmósfera, sea moral, espiritual, social o universal, e ir formando homogeneidades en sus relaciones, con la libertad de obtener su parte de dicha a nivel intelectual, moral y estética.

De pronto, esta reflexión nos da el ánimo que impulsa nuestras acciones, aquella libertad interior que nos permite un mundo ideal al cual todos debemos dirigirnos cada día.

Rosabel M. Maza / Lima, Perú
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